Comienza el calor, se acerca el verano y nos invade la desesperación por bajar esos kilitos de más. Probamos una y otra dieta, dejamos de comer harinas, agregamos proteínas, seguimos la luna y nada funciona, o sí pero solo un tiempo y luego volvemos a sentir que nuestro peso no es el que queremos pero esta vez con la frustración de habernos privado de lo que nos gusta comer. “Si hay tantas dietas es porque ninguna funciona”, dice la Dra. Mónica Katz, médica especialista en Nutrición y autora del libro No Dieta (Editorial Planeta), y afirma que “deberemos dejar la dieta como concepto que implica hambre, prohibición, restricción extrema”.
Con la firmeza de que comer debería ser un placer, la Dra. Katz nos demuestra que “es posible adelgazar sin caer en un dietismo crónico”. Claro que lleva un poco más de tiempo, pero es así como se logran resultados que perduren. “Cuando buscás salud tenés que tener en cuenta dos parámetros: eficacia para perder peso y seguridad. Hay dietas muy eficaces en el corto plazo, pero con seguridad baja y riesgo para el paciente; y hay otras dietas lógicas no solo para el corto plazo sino para adoptarlas como estilo de vida a largo plazo como no dieta cuya eficacia es más alta porque tienen en cuenta la fisiología humana”. ¿Con cuál nos quedamos? La respuesta, para quien quiere cambiar sus hábitos alimentarios, es sin dudas la segunda opción.
El cerebro no conoce de dietas y ese es el motivo por el que no funcionan. “Al cambiar un tipo de alimento, al disminuir el placer o al reducir las calorías, el cerebro pone en marcha un mecanismo como respuesta que se opone al descenso de peso porque lo percibe como un alerta roja para el organismo que no sabe lo que está pasando. Frente a un cambio brusco en alguno de esos tres parámetros, la respuesta es oponerse con fuertes mecanismos que no solo frenan el descenso de peso sino que a veces producen reganancia de este”, asegura la nutricionista.
Hacé el click
Lograr un cambio de estilo de vida es el objetivo que debemos proponernos según recomienda la especialista. Y, para ello, debemos basarnos en tres componentes:
El movimiento, hacer 10000 pasos por día o 150 minutos de movimiento por semana.
El estrés o las emociones, rever las estrategias de afrontamiento de la vida (enojo, tristeza, soledad, aburrimiento, ansiedad). La gente se ha acostumbrado mucho a utilizar la comida para no pensar, no decir y no sentir, y esto es lo más difícil de cambiar. El estrés aumenta grasa abdominal que es la más peligrosa.
La comida, sacar foto durante la primera semana a cada plato nos ayuda a tomar dimensión del estilo de vida que llevamos y, a su vez, cumplir estas 5 reglas:
- Armar un ambiente seguro: no comer si estoy angustiado, si acabo de tener un mal día o una discusión. No tener más de lo que puedo manejar, diseñar el ambiente donde como desde el punto de vista concreto del alimento y desde lo emocional. El acto de comer es más que poner nutrientes en mi boca.
- Tratar de hacer 4 comidas, no importa la hora: porque las deudas de hambre se pagan con comida y, si no, picoteo o voy a comer más la próxima comida. Aún no hay evidencia de que las colaciones mejoren el descenso de peso, por eso decimos que las colaciones son un derecho, no una obligación.
- Acostumbrarse a colocar en un plato todo lo que voy a comer: la comida principal tiene que ser un solo plato.
- Balance y equilibrio: consideramos, como recomienda la OMS, que la mitad de lo que comemos deberían ser frutas y verduras. Si en una comida hubo proteína importante, tiene que ser acompañada con verduras y en la siguiente preparamos un buen hidrato también con verduras.
- La certeza baja el deseo, en cambio si prohibimos generamos más deseo. Si a alguien le gusta el chocolate, deberá comer uno pequeño cada día de la mejor calidad; si le gusta una papa frita puede cocinar una sola papa o comprar un paquete de 30 gramos de papas fritas horneadas; y si le gusta un sándwich deberá comerlo pequeño.
¿Cómo hacemos para darnos esos gustos sin sentirnos culpables? La Dra. Mónica Katz nos libera de ese sentimiento al explicar que “lo primero es poder moderar las porciones y esto se logra cuando sé que todos los días voy a poder comer eso que me gusta. La mejor manera de no tener culpa es saber que estoy consumiendo la porción justa y adecuada, eso no es posible si nunca tengo algo rico para comer. Legalizar el deseo evita el descontrol”.
Bajar de peso es el resultado de un cambio de hábitos constante y sostenido en el tiempo, ese que nos ayuda a sentirnos bien con nuestro cuerpo tengamos o no unos kilitos de más porque lo que privilegiamos es vernos saludables y felices de poder disfrutar del placer de comer cuidándonos sin privaciones.
Seguí a la Dra. Mónica Katz en:
Instagram: @nodieta_katz
Web: http://www.dramonicakatz.com.ar/