Llega febrero y empezamos con la LISTA 2020, con mucho de este año y otro tanto de lo que quedó colgado del año pasado y/o anteriores. Nos ponernos el casco de trabajo, agarramos carpeta y birome, y empezamos a garabatear caminos para recorrer los próximos 12 meses. Que haya orden, dirección y sobre todo sentido. Eso ya lo aprendimos.
Pasó mas de un mes desde el 31 de diciembre en el que, con copa en alto, brindamos por los sueños propios y ajenos. Llegó la hora de concretar los propios: los ajenos ya aprendimos que son responsabilidad del otro.
Objetivos pendientes, proyectos truncos o nuevos, bajar a papel lo que nos da vueltas en la cabeza, conectar con lo que nos despierta ganas o entusiasmo… y equilibrar el mix entre el sentido del deber y el placer, ¡por supuesto! En criollo seria “ordenar los patos y poner el carro en movimiento”, que como siempre repito, “los melones se acomodan solos”.
La lista es larga, precisa, tiene puntos y subpuntos. Sugiere objetivos, formas de hacer y hasta planes B y C en caso de falla, porque convengamos que a veces la cosa fluye y a veces la cosa se estanca incluso antes de poner primera.
Como un rayo se me cruza en el cerebro la frase “Cuéntale a Dios tus planes y verás como se anda riendo”. El cinismo me llega, me toca. Mi lista de repente me asfixia, me encierra y me veo de lejos como un hamster corriendo en los círculos de una trampera. Conozco el valor que aportan la planificación y el orden. Sin embargo Dios (o más bien el que inventó la frase) quería prevenirme de algo.
De repente a Dios se le suma Bernardo, un viejo amigo coach que varios años atrás, cuando le pedí consejo de cómo prepararme para hacer una buena entrevista, me dijo: “No busques sacarte un 10. Buscá sacarte un 6”. “¿Un seis?” repliqué. “Un seis es una nota bastante mediocre”. Entonces me dijo: “Si vas por el 10, nada nuevo va a poder sorprenderte, no vas a estar abierta a lo que pueda aparecer o a lo que suceda entre el entrevistado y vos. Dejá un espacio vacío. Deja un espacio vacío para que se llene con el misterio de lo que vendrá”.
De repente quiero desaprobar la lista, dejar preguntas con respuestas por la mitad, en otras poner ns/nc (no sabe, no contesta), incluso dejar algún camino en blanco. Quiero pasar con un rasposo 6. Quiero dejarle espacio a la vida para que pase algo nuevo entre nosotras.
Si planificamos todo taaaaaanto… ¿No corremos el riesgo de seguir surcando siempre el mismo camino?
Me acuerdo también de una frase de Tao Te Ching que leí hace poco: ‘‘Treinta radios convergen en el centro de una rueda, pero es su vacío lo que hace útil al carro. Se moldea la arcilla para hacer la vasija, pero de su vacío depende el uso de la vasija. Se abren puertas y ventanas en los muros de una casa, y es el vacío lo que permite habitarla. En el ser centramos nuestro interés, pero del no-ser depende la utilidad.”
Los bordes son suficientes. ¡Que el contenido fluya!
¡Salud, 2020!