Una dieta saludable y equilibrada es clave para que los niños crezcan sanos y fuertes, logrando el rendimiento físico e intelectual que necesitan para aprender nuevos conocimientos y disfrutar de sus actividades.
Según afirma la licenciada Teresa Cóccaro, nutricionista de INEBA, “está científicamente comprobado que una mala nutrición durante los primeros años de vida afecta el rendimiento y el desarrollo intelectual de los chicos y puede disminuir hasta 15 puntos el nivel del coeficiente intelectual con respecto a aquellos niños que llevan una dieta saludable y equilibrada”.
Como todo, comer bien es una cuestión de hábitos que se aprenden por repetición. “A diferencia de un adulto, el niño debe tener una rutina alimentaria y no debe hacer dieta, sino que tiene aprender a comer sano. Enseñar acerca de la importancia de las porciones, diseñar en familia (o como parte de una actividad de la escuela) un menú saludable es una opción ideal para que aprendan a través del ejemplo”, dice la nutricionista.
Cinco alimentos que no pueden faltar
En las cuatro comidas diarias, los chicos deben incorporar todos los grupos alimentarios:
- Lácteos descremados y derivados (como el yogur)
- Carnes magras y huevo
- Frutas y verduras
- Cereales: pan, galletas, pastas y arroz
- Aceites y azúcares (endulzantes light)
La especialista agrega que la hidratación principal debe ser el agua y que no debemos olvidar la cuota diaria de hierro presente en animales (carnes, huevos y lácteos fortificados) y en vegetales de hojas verdes y legumbres. “Es el nutriente más importante en el crecimiento y desarrollo intelectual y cognitivo de los niños, por lo que su alimentación debe contemplarlo para que no se produzcan anemias o una baja en el desempeño educativo y el aprendizaje”, dice.
La primera comida del día es la más importante por lo que Cóccaro sugiere preparar un desayuno con lácteos (un vaso de leche o de yogur) y carbohidratos (pan integral o de salvado; rapiditas integrales con queso y mermelada; almohaditas de avena; barrita de cereal; copos de maíz o copos con fibra o granola). “De vez en cuando se puede incluir un alfajor o galletitas dulces, pero siempre controlando y enseñando la importancia de la porción justa a través de la lectura de etiquetas”, agrega.
Como plato principal, tanto al mediodía como a la noche, se pueden preparar sándwiches en pan integral de pollo, carne roja, queso o huevo y vegetales; tartas de verduras, empanadas de verdura o choclo; budín de verduras y queso; ensaladas sobre la base de pollo, huevo, arroz, fideos, legumbres y vegetales de estación.
Y para las colaciones de los recreos lo mejor son frutas frescas de estación o frutas secas; yogur con frutas o con cereales, pinches de frutas o ensalada de frutas.
Con estos menús los chicos estarán listos para disfrutar del cole cargados de energías.