Cuando hace 15 años me casé con Álvarez, César, el cura que nos casó, nos dio un único consejo contundente: “Nunca dejen de tocarse”. Recuerdo que en ese momento la frase me sonó…
Cuando hace 15 años me casé con Álvarez, César, el cura que nos casó, nos dio un único consejo contundente: “Nunca dejen de tocarse”. Recuerdo que en ese momento la frase me sonó…