Cuando los bebés comienzan a ingerir alimentación complementaria a la leche materna es todo un acontecimiento. Y hoy, también se plantea una cuestión: ¿seguimos haciendo el avioncito con una cuchara cargada de puré o dejamos que coma a su propio ritmo eligiendo lo que necesita? De esto último se trata el Baby-led Weaning (BLW) o, traducido, la Alimentación Complementaria dirigida por el bebé o a demanda. Para saber más, consultamos a la cocinera y miembro de la Administración BLW Argentina, María Eugenia Stamm.
¿Qué es BLW?
Es una manera de ofrecer los alimentos en la cual el bebé autogestiona su ingesta. Por lo general, de la manera tradicional los bebés no se alimentan de manera autónoma. A través de este método la única función que tenemos los adultos es la de ofrecer alimentos con tamaños y texturas adecuadas para la edad del bebé y ellos decidirán qué y cuánto quieren comer utilizando sus manos.
¿Desde qué edad se puede incorporar esta forma de alimentación en los niños?
Es importante destacar que más allá de ofrecer alimentos en trozos o en puré, la Organización Mundial de la Salud recomienda comenzar con la alimentación complementaria a partir de los 6 meses. Eso no quiere decir que sí o sí nuestros hijos deberán comer a esa edad, cada uno tendrá distinto desarrollo neuromotor, pero se establecen algunos requisitos para comenzar con la alimentación complementaria: haber perdido el reflejo de extrusión, mantenerse erguido o sentarse por sus propios medios, llevarse objetos a la boca y, principalmente, tener interés por la comida.
¿Qué alimentos incluye?
Un bebé a partir de los 6 meses tiene una madurez motora, renal e intestinal que le permite comer casi todos los alimentos, pero más allá de pensar en qué alimentos podemos ofrecer, me gusta hacer hincapié en ofrecer comida real y evitar los alimentos ultraprocesados en bebés y niños. Si como adultos nos alimentamos saludablemente, podemos adaptar esos alimentos a nuestros hijos.
¿Cómo ofrecer los primeros alimentos?
Se recomienda comenzar con alimentos blandos. Algunos lo son naturalmente como la mayoría de las frutas, pero en los demás casos debemos cocinarlos. Lo ideal es ofrecer bastones que tengan un tamaño que sobresalga del puño cerrado del bebé. La textura debe ser blanda y podemos comprobar previamente aplastando con nuestros dedos pulgar e índice. Los bebés podrán masticar con sus encías aunque no tengan dientes. A medida que avancen sus habilidades motoras manuales, los bastones podemos cortarlos en trozos más pequeños (cuando el bebé aprenda a hacer pinza con sus dedos).
¿Cuáles son sus ventajas respecto de la forma tradicional?
La ventaja que más me gusta es la de compartir la mesa en familia. De la forma tradicional, he visto cómo los padres primero dan las papillas y más tarde comen ellos para evitar que se enfríe su comida. Al practicar una alimentación autónoma, el bebé puede comer a la par de sus padres o familiares y aprovechar el momento para imitar y aprender a comer.
¿Por qué es bueno para los niños?
Se respeta la autorregulación y pueden identificar no solo la sensación de saciedad, sino qué alimentos necesita ingerir su organismo. También adquieren la capacidad de masticar de manera natural, a medida que su boca madura y se desarrolla. Principalmente se respeta su desarrollo neuromotor. Al igual que caminan o hablan cuando están preparados, también empiezan a ingerir alimentos sólidos cuando están listos. Solo debemos darles la oportunidad.
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